CASO DE EXITO Panadería Egaña,CAMBIÓ LOCAL Y REMODELÓ
Redujeron el reparto, disminuyó la cantidad de panaderos, el gasto de agua, gas y ya no pagan arriendo. No perdieron ventas y aumentaron su rentabilidad.
Tener la panadería en un local propio era un antiguo anhelo familiar, según nos cuenta Marcelo Gálvez, dueño de panadería Egaña.
En el año 1980 su padre se instaló en el local de Avenida José Arrieta esquina Avenida Egaña, con el compromiso del dueño de que les vendería el local. Por eso, a 2 años de instalar la panadería, compraron la casa del lado para vivir.
Más tarde armaron una vivienda en otro sector y su antigua casa quedó como un local anexo. En tanto, la panadería seguía funcionando en la esquina, a la espera de la comprometida venta que nunca ocurrió.
Marcelo Gálvez finalmente tomó la decisión de dejar el local en el que estuvieron por más de 40 años y trasladó su negocio a una propiedad de al lado, que él arrendaba a un restaurante.
Nos explica que no había concretado antes esa decisión, porque el volumen del reparto que tenían le hacía necesario una sala de producción grande. “Para cambiarnos fuimos dejando de a poco el reparto. Además, a mí siempre me ha gustado más la venta del local. El bakery, la panadería, pastelería y cafetería”.
El salón de producción de panadería lo armaron hace como 4 años en su propiedad. Y la pastelería estaba ya instalada ahí hace rato. Esto, en la parte trasera del local del que es dueño. Ambas dependencias se conectaban por atrás.
“El arriendo de la panadería era demasiado alto, así que entregamos primero la zona de la sala de producción, donde el dueño instaló un taller mecánico. Más tarde entregamos el segundo piso. Estuvimos como un año así, hasta que recuperamos nuestro el local, lo habilitamos y nos cambiamos”.
Abrieron el 31 de enero. “A toda la gente le ha gustado. Dicen que se ve más grande, más ordenado y luminoso. Algunos creen hasta que las vitrinas son nuevas. Pero no es así, ahora destacan más. A su vez, habilitamos mesas adentro y afuera, para que las personas puedan servirse algo en el local”.
Le preguntamos si no fue un riesgo reducir el reparto y nos dijo que está convencido de que las panaderías van a tener que especializarse. Algunas que trabajen con harto volumen y otras que se enfoquen en el mostrador. “Por lo menos acá en Peñalolén es difícil competir en el reparto. Se han instalado venezolanos y peruanos con equipos chinos. Hacen pan y están abiertos desde las 7 de la mañana a las 12 de la noche, de lunes a domingo”.
Respeto del cambio, Marcelo Gálvez nos dice que sí estaban preocupados. Sobre todo, porque se sabe que la ubicación en una esquina siempre es privilegiada. Pero no nos hemos visto afectados. “Lo que perdimos inicialmente, ya está recuperado. Nos ha ido bien y ya no trabajamos tanto. Ya no tenemos turno de noche en producción”.
Gálvez, quien además es presidente de Fechipan, afirma “que la tendencia mundial es de locales más chicos, panaderías más pequeñas. Porque la rentabilidad de lo que vendemos es acotada. Mucho se vende a mil y 2 mil pesos. No es como una venta de farmacia… Entonces, hay que vender demasiado para financiar un negocio grande”.
En su caso redujo significativamente los gastos fijos. No tiene que pagar arriendo. Como bajó la producción de pan de reparto, disminuyó el gasto de gas a casi un tercio (ahora tiene un horno chico), lo mismo que el agua y se quedó sólo con los 4 mejores de sus 10 panaderos.
Si bien tuvo que endeudarse para la remodelación y para los finiquitos, indica que está muy satisfecho, porque tendrá menos presión en la empresa y con ello ganará también en calidad de vida.
En el mediano plazo explorará más productos para los horarios de almuerzo y desayuno, de manera de generar más movimiento y facturación en el local.
La nueva dirección de su establecimiento es: Avenida Egaña 650, al lado de su anterior ubicación.
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