Cinco panaderías destacadas del gran Buenos Aires
Sumergirse en una experiencia de sabor y tradición es uno de los sellos característicos de Buenos Aires, ciudad donde la panadería es un oficio y una pasión arraigada en su gente.
En cada barrio se alberga una joya gastronómica, un refugio donde la harina, la levadura y el tiempo obran una magia que pocos pueden llegar a desarrollar. Y claro, con sus dulces y tentadoras facturas hasta un exquisito pan de masa madre, la capital argentina es un paraíso para los amantes del buen pan.

Paula Oczkowski, destacada chef argentina, nos recomienda un recorrido por cinco locales porteños, empezando por Las Violetas, ubicado en el corazón de Almagro. Más que una confitería, para los entendidos es un testimonio del tiempo que permanece intacto desde su fundación en 1884, donde sus imponentes vitrales y arquitectura de estilo art nouveau rememoran la época de esplendor bonaerense. En este negocio, las facturas son pequeñas obras de arte y cada té de la tarde es un viaje a la elegancia de otros tiempos.

También resalta La Nueva San Agustín, un lugar destacado del barrio de Belgrano, con sus deliciosas medialunas de manteca. Este sitio presenta estos productos con una dorada corteza y un corazón tierno y perfumado. Su mostrador rebosante de bizcochos y panes artesanales invitan a comer sin remordimientos.

Siguiendo este tour, Oczkowski propone un verdadero refugio para aquellos devotos de la masa madre: Salvaje Bakery. En sus hornos, la fermentación lenta y las harinas orgánicas dan vida a hogazas de corteza crujiente y alma esponjosa. Cada mordisco es una declaración de amor por lo natural y lo auténtico.

Nuestra guía nos recomienda con entusiasmo Co-Pain, un rincón donde la panadería francesa encuentra su hogar en la “ciudad de la furia”. Sus baguettes rechinan al romperse, mientras sus croissants deshojan delicadas capas de manteca y su aroma transporta a una boulangerie parisina. Para quienes buscan un despertar con acento francés, este local es una obligada peregrinación.

Para finalizar, la chef argentina cuenta de un negocio fundado por inmigrantes franceses, Lépi Boulangerie, un homenaje a la paciencia y la artesanía. Entre sus especialidades sobresalen el pan de campo, el brioche y los croissants de manteca, testimonio de una dedicación inquebrantable a la excelencia panadera. Cada pieza que sale de su horno es una invitación a redescubrir el placer del pan bien hecho.
Cada uno de estos locales son un portal hacia historias de esfuerzo, creatividad y pasión por el oficio. Ya sea en una confitería centenaria o en un horno moderno que desafía los límites del sabor, Buenos Aires ofrece un recorrido inolvidable por el universo del pan en Latinoamérica.
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