Columna de opinión ¿Y si fueras tú quien ya no puede comer lo mismo de siempre?
Por Paz Carvajal
Directora ejecutiva, gastrónoma y escritora del Centro de Capacitaciones y Editorial La PaZtelería Alimentación Funcional.
¿Qué pasaría si mañana despertamos sin poder caminar, y nuestra vida desde ahí en adelante funcionara sobre una silla de ruedas para movilizarnos? ¿Qué pasaría si un día despertamos sin poder ver, ciegos totalmente, y todas nuestras dinámicas se viesen brutalmente modificadas?
¿Y si mañana fueses tú el diagnosticado con alergias alimentarias múltiples, y por si eso fuera poco, estas fuesen parte del 5% de las alergias en el mundo que hacen shock anafiláctico, pues con el solo hecho de probar una traza de maní, soya o gluten, podrías morir asfixiado al no llegar al hospital para una inyección de adrenalina?
Es cómodo no hacer nada si no nos toca de cerca, pero ha llegado el momento de ponernos en los zapatos del otro. Necesitamos ser parte activa de un mundo más empático.
La alimentación es un lenguaje grandioso, parte importantísima de nuestros rituales humanos, pues sí, todos nos reunimos en torno a la comida: festejamos licenciaturas, matrimonios, funerales, bautizos y otros hitos. Pero ¿qué pasa cuando un integrante de la familia es diagnosticado con una condición o patología que restringe su alimentación?
Muchas veces por desconocimiento, las familias y el entorno no acompañan. Sucede que llegamos a una celebración, pero al no existir nada en el menú que resulte apto para comer, nos terminamos sintiendo como bicho raro. Hay una discriminación implícita la cual nos hace sentir que ya no somos parte de ese ritual, lo que irremediablemente trae como consecuencia que dejemos de asistir a actividades futuras, rompiéndose así la comunicación con nuestro clan.
Cuando hablamos de personas que día a día se ven restringidas en su alimentación por algún problema de salud, nos referimos a lo que la OMS denomina como “discapacidad visceral”, la cual se refiere a toda aquella deficiencia en las funciones y estructuras corporales de los sistemas, sean cardiovasculares, hematológicas, inmunológicas, respiratorias, digestivas, metabólicas, endocrinas y genitourinarias, que limitan la realización de tareas o acciones en un contexto normalizado.
Existimos cada día más personas diagnosticadas con celiaquía, diabetes, alergias alimentarias, cáncer, enfermedades cardiovasculares, pacientes con ACV, enfermedad de Crohn, entre tantas otras condiciones, quienes necesitamos sentirnos parte del sistema alimentario nuevamente. Por ello, urge y resulta vital para tantos que cada vez sean más los gastrónomos, cocineros, manipuladoras de alimentos y todos quienes trabajamos en cocina, que desde la empatía, la ética y el profesionalismo nos especialicemos en una gastronomía cada vez más inclusiva, que abarque a todos con nuestras diferencias y nos invite a ser parte nuevamente de esa mesa que tanto solemos extrañar.
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