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El panadero del Titanic que sobrevivió al naufragio



La historia de Charles Joughin fue inmortalizada en una de las escenas más icónicas de la película dirigida por James Cameron, donde se le puede ver bebiendo tranquilamente una petaca de whisky.
La historia de Charles Joughin fue inmortalizada en una de las escenas más icónicas de la película dirigida por James Cameron, donde se le puede ver bebiendo tranquilamente una petaca de whisky.

El 10 de abril de 1912, el Titanic zarpó de Southampton con la promesa de ser el viaje más lujoso y seguro de la historia. Nadie a bordo imaginaba que, en solo cuatro días, el majestuoso transatlántico se convertiría en protagonista de una de las mayores tragedias marítimas. Entre los más de 2.200 pasajeros y tripulantes, un hombre desafiaría todas las probabilidades de supervivencia: Charles Joughin, el jefe de panaderos de la nave.


Nacido en Inglaterra en 1878, comenzó a trabajar en barcos desde los once años. Con el tiempo, perfeccionó su oficio y llegó a ese importante puesto en buques de lujo. Su sueldo de 12 libras esterlinas lo ubicaba entre los tripulantes mejor remunerados. En el Titanic, lideraba a un bloque de trece panaderos, encargados de proveer los más exquisitos panes y pasteles a los distinguidos pasajeros.


La fatídica noche del 14 de abril de 1912, el buque impactó contra un iceberg en el Atlántico Norte. Al sentir el choque, Joughin organizó a su equipo para abastecer con provisiones los botes salvavidas y ayudó a mujeres y niños a abordarlos. Convencido de que su destino estaba sellado, tomó una decisión poco convencional: Regresó a su camarote y bebió generosas cantidades de whisky.


Cuando el agua comenzó a inundar su habitación, salió a cubierta y lanzó muebles y objetos flotantes al mar para ayudar a quienes caían al agua. Finalmente, con el Titanic partiéndose en dos, saltó al océano helado. Mientras la mayoría de los náufragos sucumbían a la hipotermia en minutos, Joughin logró resistir casi dos horas en el agua sin perder la consciencia, un hecho que sigue siendo objeto de debate.


Algunos atribuyen su resistencia a su acostumbrado trabajo en altas temperaturas dentro de la panadería del barco, mientras que otros creen que el alcohol le dio una falsa sensación de calor, evitando que entrara en pánico. Sin embargo, científicamente, el alcohol acelera la pérdida de calor corporal, lo que hace su supervivencia aún más asombrosa.


Tras horas en el agua, Joughin logró sujetarse a un bote salvavidas volcado, donde un tripulante lo reconoció y lo ayudó a mantenerse a flote hasta que fueron rescatados por el Carpathia. Al subir a bordo, estaba hinchado y apenas podía caminar, pero sorprendentemente no sufrió secuelas graves. Lejos de alejarse del mar, continuó trabajando en barcos después del desastre. 


Falleció en 1956, a los 78 años, dejando un legado único: El del panadero que sobrevivió al naufragio más famoso de la historia con valentía, astucia y, quizás, un poco de whisky.



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