El panadero futbolero que le ganó a los nazis

La historia del FC Start resalta no solo como un relato de valentía deportiva en el
marco de la ocupación nazi de Ucrania durante la Segunda Guerra Mundial, sino también como una muestra de resistencia protagonizada por hombres comunes que desafiaron el orden impuesto por la barbarie. Entre ellos se encontraba Lósif Kordik, un panadero de origen alemán, cuya vida fue clave en la creación del equipo que retaría a los nazis en el célebre “Partido de la Muerte”.
Kordik no era un hombre de armas ni de discursos políticos, sino un panadero que vivía con relativa holgura en la ocupada Kiev. Su vida, hasta ese momento, transcurría entre el amasador de pan y el cuidado de su negocio. Sin embargo, la guerra y la ocupación habían trastocado las vidas de todos, incluso la suya.
La devastación era palpable, con una cantidad abrumadora de refugiados, personas sin trabajo y los restos de una ciudad que había sido aislada por la guerra y la represión. Entre los desposeídos, Kordik se encontró una tarde con Mykola Trusevych, el portero del equipo de fútbol Dinamo de Kiev, que ahora malvivía entre los escombros.

Kordik se acercó al exfutbolista. Viendo en él no solo a un hombre desamparado, sino a un símbolo del pasado glorioso de Kiev, le ofreció un trabajo en su panadería. Pero esta acción no fue solo un acto de solidaridad, sino el primer paso en la formación de un equipo que se convertiría en un símbolo de resistencia ante el yugo nazi. Juntos comenzaron a buscar a otros jugadores del Dinamo y del Lokomotiv, algunos de los cuales también luchaban por sobrevivir en las calles. El resultado de esta acción tenía un único objetivo: Volver a jugar al fútbol.
La creación del FC Start fue, en muchos sentidos, la obra de un hombre común que vio en el deporte una forma de desafiar la opresión. Aunque el fútbol estaba prohibido, la idea de formar un equipo para jugar en la competición organizada por los nazis representaba algo más que una simple evasión, ya que para Kordik era una manera de luchar contra la humillación impuesta por los invasores.
La historia y los relatos de la época, hablan de que los primeros partidos del FC Start fueron sorprendentes. Con victorias abultadas contra equipos de la ocupación, el cuadro no solo mostró su destreza deportiva, sino su capacidad para desafiar las expectativas de los nazis. Cada victoria se convirtió en un golpe simbólico al régimen; en cada gol, gambeta, triangulación y pared, Kordik veía un pequeño triunfo contra la maquinaria bélica que deshumanizaba a su propia gente.
Ganar y morir
El “Partido de la Muerte” del 9 de agosto de 1942 contra el equipo de la Fuerza Aérea alemana -más conocida como la Luftwaffe-, fue el punto culminante de la resistencia del FC Start, pero también de la figura de este obrero de la panadería por aquellos años. A pesar de las amenazas de los oficiales nazis y las condiciones desleales de juego, el equipo ganó 5-3, dejando una marca imborrable en la historia del fútbol y en la memoria de los ucranianos.

El gesto de Alexei Klimenko, cuando regateó al portero alemán para disparar el balón al centro del campo en un claro acto de desprecio, reflejaba el espíritu de resistencia que Kordik había fomentado. No solo fue un encuentro, era una batalla simbólica por la dignidad, la memoria y la identidad de un pueblo oprimido.
Después del partido, las autoridades alemanas, furiosas por la humillación sufrida, decidieron castigar a los jugadores ganadores. Los detalles varían, pero lo que está claro es que varios miembros del equipo fueron detenidos, torturados y ejecutados, incluido el propio Kordik.
De alguna manera, su sacrificio fue el precio de un acto de heroísmo que se convertiría en leyenda. No solo los futbolistas fueron perseguidos, sino que el espíritu de lucha que el equipo representaba debía ser erradicado a toda costa.
En la historia del FC Start, la figura del panadero es un recordatorio de que la resistencia no siempre proviene de los lugares más esperados. A veces, la lucha por la dignidad y la libertad se forja en los lugares más humildes, entre el pan y el fútbol.
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