La Cuchara Pastelería: el arte de reinventar sabores

Con una propuesta innovadora y basada en productos de estación, Bárbara Stanke y Sofía Torres se han ganado al público con un estilo artesanal, creativo y que conecta con el gusto de los chilenos.

Desde su pequeño local en Vitacura, dos jóvenes mujeres están reinterpretando el dulce arte de la repostería con una mirada sensible, artesanal y profundamente conectada con la memoria gustativa de nuestro país.

Bárbara Stanke y Sofía Torres, fundadoras de La Cuchara Pastelería, no solo preparan tortas, tartaletas y cheesecakes, también hornean un emprendimiento que pretende ser un espacio que rescate esos recuerdos de la infancia, explore los frutos de estación y desafíe la hegemonía del chocolate y el manjar. “Empezamos haciendo tour por pastelerías, buscando siempre ese sabor especial. De tanto probar, un día quisimos cocinarlo nosotras mismas”, recuerda Torres.

El punto de inflexión llegó cuando, trabajando en una pastelería tradicional, se hicieron cargo del área de innovación. De esa exquisita libertad para crear, mezclar y experimentar, decidieron dar el salto y abrir un taller propio que tuviera su sello. Uno muy femenino, por cierto.

Así nació La Cuchara, nombre que honra al utensilio más presente en su oficio. “Con la cuchara se mide, se mezcla, se prueba… y se disfruta”, advierten. Una suerte de símbolo cotidiano que se volvió emblema de un proyecto que lleva ya ocho años de trabajo constante, desde la cocina de la casa de Sofía hasta su actual local, que funciona también como sala de producción.

La premisa de su propuesta es volver a enamorarse de los sabores que muchos han olvidado. “Rescatamos frutas como el membrillo, la murta, los higos en almíbar o las peras al vino. Sabores de antes, pero con técnicas de ahora”, explica Stanke. De ese concepto nacen tortas como su cheesecake de membrillos acaramelados con murta y pistachos, una reinterpretación contemporánea que dialoga con lo ancestral.

Su pasión y coherencia se vio reconocido hace poco, cuando obtuvieron el segundo lugar en el concurso que eligió la “Mejor Torta para el Día de la Madre”, certamen organizado por Indupan en el que compitieron con un carrot cake con manjar y frosting de queso crema, decorada con flores secas.

La sencillez, lejos de restarles puntos, fue parte de su fortaleza. “Nos dijeron que era una torta equilibrada, húmeda, de buena textura. Eso nos dio mucha seguridad”, comentan. El reconocimiento les ha traído más visibilidad, nuevos clientes y “energía para seguir”.

Ruta a la consolidación

El camino para Bárbara Stanke y Sofía Torres no ha sido sencillo. “Hay una romantización del emprendimiento”, advierten. Lo administrativo como las patentes, permisos y múltiples trámites ha sido un laberinto que enfrentaron con asesorías y redes de apoyo.

Además y junto a lo anterior, la gestión del negocio las obligó a moderar la creatividad. “No podíamos vender todo lo que creábamos. Al principio, los clientes no se atrevían con sabores nuevos. Así que empezamos a porcionar: vendíamos mini porciones de nuestros experimentos. Funcionó”, advierte Stanke.

En la actualidad, La Cuchara se sostiene sobre un delicado equilibrio entre intuición y conocimiento. Sofía estudió Gastronomía Internacional en Inacap, mientras Bárbara se formó de manera autodidacta, con pasos en Culinary y realizando otras capacitaciones en el área. Con todo, ambas comparten el mismo norte: hacer de su oficio una fuente de memoria y descubrimiento.

¿Y el futuro? “Queremos crecer sin perder la escala humana, fortalecer un equipo, concursar nuevamente y, por sobre todo, viajar por Chile para conocer en terreno la riqueza natural que puede inspirar nuestras próximas creaciones”, puntualizan sus fundadoras. “Siempre estamos disponibles para ayudar a quienes comienzan”,

concluyen.