Chile mestizo: el sabor que nos reúne

En Chile, la identidad no solo se escribe en los libros de historia, también se cocina. Está en una marraqueta recién salida del horno, en una empanada de pino humeante, en un pastel de choclo que mezcla dulzor y sazón. Somos un país mestizo, y nuestra cocina es la mejor prueba de que la diversidad no nos divide, sino al contrario, nos alimenta.

Las Fiestas Patrias son el escenario perfecto para recordarlo. No hay mejor retrato de nuestra historia que la mesa del 18: ahí conviven el maíz y las papas -que ya nutrían a nuestros pueblos originarios- con el trigo y la carne que llegaron con los españoles. La fusión incluye las manos de cocineros que heredaron recetas alemanas, italianas, croatas o árabes y las adaptaron a este territorio largo y heterogéneo.

Ese mestizaje no es un accidente, sino más bien un acto de creatividad colectiva que llevamos perfeccionando por siglos. El choripán en marraqueta, por ejemplo, podría ser un simple tentempié, pero en nuestras manos se transforma en un símbolo de encuentro: pan y embutido, tradición y simpleza, compartidos alrededor de una parrilla. Lo mismo pasa con la empanada, que agrupa ingredientes y técnicas de distintos mundos para regalarnos un sabor que sentimos como propio.

Quizás ahí está la magia de nuestra comida, porque nos recuerda que somos resultado de cruces, de adaptaciones y mezclas. No hay un “Chile puro”, como tampoco hay una receta que se mantenga intacta por siglos. Lo nuestro siempre ha sido tomar lo mejor de cada elemento y hacerlo nuestro, con un toque de cariño, gusto y humor. En tiempos donde confluir cuesta muchísimo, la cocina nos ofrece un ejemplo silencioso pero significativo: en la olla caben todos los sabores, y en la mesa cabemos todos. Este 18 celebraremos precisamente eso, comer no solo por costumbre, sino con conciencia de que en cada plato nacional hay siglos de historia y kilómetros de geografía.

Porque ser un país mestizo es más que un dato antropológico, es nuestra mayor riqueza. Y mientras continuemos encontrándonos alrededor del pan, la empanada, el asado o el curanto, seguiremos siendo un Chile que se reconoce desde lo profundo y que, a pesar de todo, sí sabe compartir.

Por Ricardo Sánchez, 

Director de Indupan