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Con empresas La Libertad y La Trigueña: La exitosa historia de la familia Prado





Juan Pablo Prado (27 años) es gerente general de La Libertad. Estudió ingeniería civil industrial y está colaborando con la empresa desde su etapa de universitario.

La Libertad es una de las 2 empresas que tiene su familia, las cuales trabajan -en gran parte- con integración vertical. Es decir, ésta le da materia prima a la otra (La Trigueña) para elaborar sus distintos productos.

La Libertad realiza el proceso de fundición de la grasa (trabaja con la materia prima cruda) y la vende a La Trigueña y a otras empresas.

“A pesar de que estoy en La Libertad me involucro bastante en el quehacer de la otra empresa, que finalmente es nuestro cliente principal y también es patrimonio familiar. Me gusta mucho aprender de los procesos y saber qué pasa. Como es un negocio familiar, de una u otra manera me afecta igual. Siempre me preocupo de que la otra empresa esté bien”.



HISTORIA

La familia Prado lleva unos 80 años entregando insumos a las panaderías. Y esta historia nace cuando el abuelo paterno, junto a sus hermanos, crearon una fábrica de levaduras llamada La Trigueña, la que tiempo después vendieron a una empresa grande del sector.

Mientras estaba en la familia, el padre de Juan Pablo era el gerente comercial y un tío estaba a cargo del área de producción. “Entonces, como los viejos (el abuelo y sus tíos abuelos) eran cuadrados, le prohibieron a la segunda generación hacer una empresa del mismo rubro. Pero mi padre se quedó con una red completa armada de clientes y mi tío con una parte productiva. Conversaron qué oportunidades tenían y si podían trabajar otro producto para atacar el mismo nicho, y llegaron a la conclusión de que era bueno intentar con grasas”.

Su padre comenzó con una grasa que importada y vendía en el país. Mientras su tío poco a poco fue armando una fábrica productora, como una fundición. Con el paso del tiempo, ambos comenzaron a crecer en sus respectivas áreas de gestión, pero lamentablemente su tío quebró. Su padre siguió trabajando, con altos y bajos, hasta que se presentó la oportunidad de adquirir La Libertad. “Entonces, mi papá producía y envasaba sus propios productos”.

Así, las plantas estaban en 2 lugares distintos, pero con el paso del tiempo pudieron comprar terrenos colindantes a una y unificaron la planta completa. “Hoy tenemos todo involucrado. Desde la recepción de la carne y grasa fresca, hasta el producto que se vende a las panaderías a través de nuestro canal de distribución”, comenta.



PANADERIAS

Venden a las panaderías productos de distintas marcas. La principal y línea premium es La Trigueña. Pero tienen otros productos con diferentes composiciones (más o menos agua, grasas o mantecas de origen animal o mantecas vegetales). Estos son: Triana, Aprobar, La Golosa, La Cumbre y Estrella del Sur. Todas materias grasas de distintos porcentajes de humedad.

Además, venden dulces de leche que importan, levaduras y premezclas. “Nuestra idea es entregar un servicio completo al rubro panadero”.

Tienen clientes de muy distintos perfiles, pero dicen que todos son importantes. “Desde distribuidores que nos compran 20 ó 30 mil kilos mensuales, hasta la señora Juanita que compra una caja en la panadería del barrio”.

Se esfuerzan en atender a todo tipo de clientes. “Si bien es más complejo atomizar el mercado, es más difícil llegar, esto ayuda a proteger la empresa en caso de pérdidas en uno de los canales de venta”.

Las materias grasas son utilizadas en panaderías y pastelerías. “Hay una amplia variedad en lo que nos piden, ya sean de origen animal, como vegetal. También hay algunos que gustan más de la manteca y otros que prefieren la grasa. Entonces nos preocupamos de tener la mayor variedad posible”.

Juan Pablo Prado agrega que consideran que todos los clientes son importantes, independiente del volumen del pedido. “Tenemos vendedores de calle que se encargan de atender a todo el público. Además, atendemos en la misma empresa. Estamos cerca del aeropuerto, en el parque industrial Lo Boza. Y tenemos un punto de venta en Concepción”.

También cuentan con distribución propia. Todos los días sale un camión y un furgón a distribuir en todo Santiago, para entregar distintos volúmenes. “A la señora Juanita, a los minimarket y supermercados pequeños. Nuestro fuerte es eso, llegar a todos de la mejor manera posible”, explica el ejecutivo.

Sobre sus planes futuros, nos indica que son muy ambiciosos. “Tenemos una proyección de crecimiento grande en el rubro de función (con ventas en graneles) y de panadería… Ojalá llegar a vender 50% más de aquí a fin de año. Hemos tomado políticas bastante competitivas en el mercado. Nos gusta diferenciarnos. No queremos que nos vean como vendedores de grasas y nos prefieran por precio, sino que nos vean como una extensión de los clientes. Que puedan confiar en nuestra calidad y en que siempre llegaremos con el producto. Ser una empresa nacional, que trabaja con insumos locales, nos facilita siempre tener stock”.

A sus clientes de gran tamaño les venden en camiones de 25 mil kilos. Entre estos se encuentran empresas que venden insumos a panaderos y a fabricantes de alimentos para mascotas, los que están prefiriendo utilizar ingredientes de consumo humano.

Así, La Libertad vende cerca del 50% al rubro panadero y el resto a la industria de alimentos para animales. En tanto, La Trigueña, vende el 75% a panaderías tradicionales y el resto a distribuidores grandes.

En las 2 empresas trabajan unas 250 personas y 3 de ellas son de la familia. Y uno de sus orgullos es que la línea completa, desde la fundición al envasado, está certificada en inocuidad alimentaria bajo HACCP.

Si quiere conocer más sobre ellos, tendrán un stand en la próxima feria Fipach que se desarrollará en el marco de la muestra Food & Service.


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