El contrato también se amasa

Por José Miguel Cerda, 

abogado Indupan A.G

En la panadería solemos hablar de masa, levadura y hornos. De recetas que pasan de generación en generación, y de ese olorcito a pan que inunda el barrio a eso de las seis de la mañana. Pero poco se habla de algo igual de importante: la contratación de la gente que trabaja y hace posible este ritual.

Muchos creen que basta con “probar” a alguien unos cuantos días para ver si resulta.

Grave error. La ley es tajante: no existen periodos de prueba sin contrato. Ponerlo a trabajar sin escriturar es ponerse la soga al cuello. En efecto, porque si mañana hay un conflicto, lo que diga esa persona será lo que valga. Y ahí, la improvisación puede salir mucho más cara que un saco de harina.

Contratar bien no es un papeleo sin sentido, es el marco que permite que la panadería marche. Es transparentar y decir con toda claridad: estas serán tus funciones, en este horario y con esta remuneración. En un oficio donde no es lo mismo ser pastelero, amasador o maestro de hornos, esa precisión es clave. Hoy la Dirección del Trabajo prohíbe la multifunción difusa, y con razón: cada cargo merece respeto y reconocimiento.

Existe otro punto relevante: los documentos. El currículum, certificados de capacitación, antecedentes e incluso el finiquito del trabajo anterior, todo puede parecer una pérdida de tiempo, pero en realidad es un filtro que nos evita dolores de cabeza posteriores. Y si se trata de trabajadores extranjeros, la cosa es todavía más delicada: permisos, visas y contratos notariales. No es burocracia vacía, es la única manera de hacerlo bien.

La contratación, al final del día, es como la fermentación de la masa. Puede que no se vea, pero de ella depende en gran medida el resultado. Si la cuidamos, tendremos un equipo estable, confiado y con ganas de trabajar. Si la descuidamos, el pan puede que salga, pero la panadería no tardará en resentirse.

En cada marraqueta que entregamos al cliente no solo hay harina y agua: también hay respeto por quienes la hicieron posible. Y ese respeto empieza desde el contrato.