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El Enternauta








Por Marcelo Gálvez,

director de Indupan y presidente de Fechipan



Viendo la serie de ciencia ficción El Eternauta, me llamó la atención una de las frases de los protagonistas: “Nadie se salva solo”. Esta afirmación me hizo plantearme la siguiente interrogante: ¿Por qué soy socio y dirigente gremial?.


La respuesta es sencilla: porque me apasiona el mundo de la panadería, su nobleza y el trabajo colectivo que se realiza para alcanzar objetivos comunes. El resultado de ese esfuerzo conjunto es que, unidos, llegamos más lejos.


La idea de que un grupo de empresas, mediante su propia voluntad y manteniendo su independencia jurídica, participe en un esfuerzo común es lo que entendemos como mancomunidad. En nuestro caso, hablamos de asociatividad gremial.


Durante mucho tiempo he investigado cómo distintos gremios atraviesan por aciertos y desaciertos. El nuestro no es la excepción. La primera vez que nos unimos fue en 1906, con el fin de comunicarnos y generar diálogo con los sindicatos de trabajadores, quienes se habían manifestado en 1888 reclamando por el trabajo nocturno de los panaderos, bajo el mandato del presidente Germán Riesco. Sus peticiones eran razonables y válidas para todos, pero requerían una respuesta corporativa que beneficiara a ambas partes.


A lo largo de los años hemos evolucionado marcando hitos importantes para nuestra industria: crecimos en número de socios a nivel metropolitano y nacional, creamos una revista corporativa, una AFP, realizamos compra y venta de inmuebles y vehículos, viajamos para conocer a colegas gremialistas de otros países, realizamos ferias, recorrimos Chile. Todo con el fin de trabajar unidos por nuestro gremio. Todos juntos, porque aquí, como dice la serie, nadie se salva solo.


Mientras exista alguien que quiera ejercer este oficio, no puede hacerlo solo. Siempre necesitamos de nuestros pares para aprender, crecer y obtener resultados óptimos. No somos una isla, somos un gremio: un conjunto de personas con un objetivo en común. Hoy, desde una mirada amplia y con la experiencia de los años recorridos, distingo puntos bajos en nuestro desempeño, sin restar valor a lo que hemos logrado. 


Como presidente de Fechipan, percibo cierta resistencia y competencia entre asociaciones regionales y la Metropolitana. ¿Será que nos comportamos como depredadores, donde el más grande busca someter al pequeño? Espero que no. De ser así, ¿de qué sirve unificar y confraternizar si no somos capaces de crecer desde la igualdad, respetando nuestras posturas, formas de trabajo y una Visión y Misión compartidas?. Como siempre, me rebelaré ante estas situaciones como lo hice años atrás, para y desde mi rol ayudar a resolver dificultades que atentan contra lo que nos unió: la amistad, la cofradía y la asociatividad por el bien común de todos, no solo de unos pocos.


Al cumplir Fechipan 90 años, deseo que como gremio retomemos lo que alguna vez nos juntó: el trabajo mancomunado, el apoyo entre todos y que prevalezcan los principios que nos unen: amistad, respeto y el amor por nuestra panadería tradicional chilena.


 
 
 

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PANARTE © 2021
Revista de panadería y pastelería
en Chile por INDUPAN

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