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El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, anunció a comienzos de noviembre que el Gobierno presentará un Fogape 2.0, con el fin de beneficiar a las empresas que no pudieron acceder anteriormente y que también fueron afectadas por el contexto de la pandemia de Covid-19.

Su apuesta es que, al permitir que la tasa de interés supere el 3,5% que se fijó en abril, los bancos tengan una mayor expectativa de recuperar el dinero entregado. “Por mucho que esté la garantía estatal, la tasa de 3,5 nos quedó baja", dijo la autoridad ante varios medios de comunicación.

Para entender un poco más por qué se hace necesario generar una nueva iniciativa para ayudar a las empresas de menor tamaño, conversamos con Enrique Román, economista del Instituto de la Pequeña Empresa. Él se formó profesionalmente en la Universidad de Chile y obtuvo un doctorado en Economía en la Universidad Nijmegen Radboud de Holanda.

Nos explicó que lo realizado hasta la fecha ha sido completamente insuficiente, ya que la flexibilización que se hizo en abril de los requisitos para acceder al Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios (Fogape), no permitió llegar a todas las empresas que lo necesitaban.

“En primer lugar, el Presidente habló de que iba a favorecer con medidas a un millón 300 mil pymes. O sea, a todas. Esto permitiendo su acceso a créditos, en el marco del Fogape Covid… Pero rápidamente hace una modificación en el reglamento para que puedan ingresar las grandes empresas. Es decir, todas las empresas que venden menos de un millón de UF, que son el 99,9% del país, pudieron entrar”, criticó.

“Enseguida –agregó Román-, el Gobierno hizo un anuncio de que hay una garantía ante los bancos del 85%. Sin embargo, no dice que hay un deducible que hace que la garantía, en definitiva, sea sólo del 55% del crédito. Además de eso, les pone a los bancos una tasa fija”.

Explica que el problema es que cuando “le pones una tasa fija, con un deducible muy grande, el riesgo que corren los bancos es mayor. Entonces los créditos que quedan más garantizados, son los de las empresas más grandes”.

Ante esto, asegura Román, el Gobierno hace una pequeña modificación, en el sentido de terminar con el incentivo de darle crédito a las empresas más grandes, “pero eso ya estaba instalado en la banca”, advierte.

Entonces, al analizar los resultados del Fogape 1 para abordar esta crisis, Román indica que “le prestaron a unas 250 mil empresas y no al millón 300 mil. En segundo lugar, que la mitad del dinero fue para las grandes. Aún cuando el número haya sido del orden del 10% del total de los créditos y el 90% fuera para la pyme, recibieron la mitad de la plata y las grandes empresas la otra mitad, en circunstancias que se trata de un fondo que fue creado para las pequeñas”.

Agrega que al cierre de esta nota (mediados de noviembre), “si miras los resultados en la Comisión para el Mercado Financiero, se ve que el Fogape está parado. O sea, que ya dio todo lo que podía dar y no atenderá a más empresas. En ese contexto, el ministro Briones dice que en realidad las pymes existentes son 300 mil y que, si se llegó a 250 mil, está muy bien”.

Consultado sobre ese millón 300 mil empresas que dice mencionó inicialmente el Presidente Piñera, Román explica que en esa cifra “hay de todo. Hay 300 mil que tienen renta presunta, que son pequeñas y muy pequeñas o micros. Ahí están los camioneros, los taxistas, los transportistas escolares, pescadores artesanales, los feriantes que no declaran ventas. Ellos no están bancarizados, entonces, no les prestan plata”.

Ahora, dentro del otro millón restante, calcula que “700 mil son micros empresas y 300 mil pequeñas y medianas”. De esos, afirma que llegaron con créditos “a algunas medianas, a cierta cantidad de pequeñas y que no llegaron para nada a las micro”.

Por otro lado, estima que “a las empresas que llegaron, lo hicieron con un monto de plata que equivale más menos a dos meses de ventas, 1,74 como promedio, siendo que se había dicho que eran tres meses de ventas”.

Pero lo que más le preocupa, es que “hay una gran cantidad de empresas pequeñas que no accedieron. Y que entre las 250 mil que sí lo hicieron, están las grandes, unas 25 a 30 mil. Y si consideramos que se llevaron la mitad de los recursos, las pymes recibieron muy poco. Y las otras, como eran menos, individualmente recibieron mucho más”.

“Entonces, lo que ha demostrado el Fogape, es que es un instrumento que fue diseñado por el Gobierno con una visión que no quisieron comunicar públicamente…Es decir, ellos están actuando con un enfoque de que el carro que va a movilizar la economía para salir de la recesión, es sólo la gran empresa”.

 

FOPAGE 2

Ante ese contexto, el economista cree que un Fogape 2.0 no cumplirá con un verdadero rol con las pymes. Piensa que nuevamente se favorecerá a las empresas de mayor tamaño, “ya que el Gobierno dice que ellas generan la mitad de los empleos y el 90% del Producto Interno Bruto… así han actuado previamente. Estoy absolutamente convencido de que ese es su punto de vista”.

Para Enrique Román, un verdadero Fogape pro pyme, “debiera ser un programa de crédito a largo plazo. A unos 10 años. De esta forma, tendría una cuota pequeña, que les permitiría aguantar la crisis una cierta cantidad de tiempo”.

“No hay ninguna razón para pensar que, si antes de la crisis del Covid el 98% de las empresas eran viables, ahora no lo son. Es cierto que a algunas se les pondrá complicado, como por ejemplo a las de turismo, que puede que este verano reciban poca gente, pero al resto no. Entonces, muchas más debieran tener acceso a los créditos”.

Agrega que “si el Estado dice que la garantía es del 85%, debe ser así. Pero no se cumplió por el deducible, ya que los bancos saben que el deducible va sin garantía… Además, el deducible no se lo cobras sobre el crédito particular que se les da, sino sobre toda la cartera… Esto hace que la garantía fluctúe entre el 50% y el 60%”.

Para Román, la solución a esto en un Fopage, sería que existan “garantías colaterales a las públicas, que cubran el otro 15%”.

Con esto, asegura, “una gran cantidad de pymes podrán sobrevivir… No podemos olvidar que, aunque estamos retomando la normalidad, probablemente enfrentaremos lo que ocurre en Europa y tendremos que salvar una segunda ola. Entonces, muchas pymes no estarán totalmente paradas, pero sí trabajando a cuarta máquina. Se debe dar el apoyo a las empresas para eso”.

Advierte que algunas pymes podrán seguir funcionando y, quizás, algunas que se han adaptado, puede que estén mejor. “Por eso, no es una cantidad de dinero tan grande que se debe prestar. Ahí hay que tomar decisiones. ¿El Estado quiere demostrar que está ahorrando o tiene empleo?”

En su opinión, las autoridades se debieran preocupar de tener “cierto nivel de actividad económica, en lugar de tener la billetera apretada con la mano”, y esto se manifestaría entregando apoyos económicos más concretos para las pymes.




 

OTRAS AYUDAS

Panarte revisó las páginas de Corfo y Sercotec, instituciones que, entre otras cosas, contemplan subsidios a las pymes. Todos los programas estables de ayuda estaban cerrados hasta marzo y abril. Incluso los “Reactívate”, lanzados en el marco de la pandemia. Por lo tanto, no permitían postulaciones.

Esto, para Enrique Román es inexplicable si las autoridades sostienen públicamente que desean apoyar a las pymes. “Debieran estar abiertos ahora y con montos importantes. Seamos claros, en lo que respecta al Fogape, el Fisco coloca cero pesos, ya que la plata la ponen los bancos. Entonces, sería muy viable y recomendable que les dieran una buena cantidad de dinero para poder sobrevivir vía estos y otros programas”.

Otra cosa que este economista sugiere y asegura que es una solución “muy barata”, sería que “el Fisco dejara de cobrar las tasas que aplica por deudas impagas ante la Tesorería. Uno deja de pagar las contribuciones y cualquier impuesto de Primera Categoría a la Tesorería, y aplican unas tasas donde terminas pagando el 4% mensual. Son tasas de castigo, como si la gente no pagara porque no quiere. Debieran colocar tasas normales. Están cobrando más que la banca por créditos impagos”, se quejó.

Dice que el futuro se ve muy complejo, porque las medidas para apoyar a las pymes existen, pero “el Gobierno no las quiere tomar y no hay nadie que las pida… En el pequeño comercio la situación es crítica y nadie seriamente exige ayuda para ellos, por ejemplo”.

Le preguntamos cuál es la realidad de las microempresas familiares y nos comentó que es aún peor, ya que no hay ningún programa para microempresas. “Salvo estas cosas que hace Sercotec, que no se pueden llamar un programa. Son ayudas mínimas para miles y miles de empresas. Abren un programa donde pueden concursar por un millón de pesos, que no sirve para nada y con miles de condiciones”.

“En la mayoría de los casos son microempresas individuales, son familiares, que principalmente generan ingresos para sus necesidades básicas. Y si el papá se enferma, los hijos salen a la calle a vender. Es la familia la que depende de ellos. Por eso, no hay que olvidarlos”.

En su opinión, ayudarlos a ellos sería lo más fácil, ya que “es tan poca plata… se podría abordar con BancoEstado Microempresas… Ahí lo que hay que hacer es lo que implementan los países modernos. Tener un software que permita que un ejecutivo maneje 10 mil clientes y que lo único que hagan las personas sea meter sus datos por internet y demostrar cierto nivel de ventas para que les den el crédito”.

Asegura que “esa gente paga y si deja de pagar el 20% de ellos, que es una cuestión monstruosa, como les pasan un crédito con montos tan bajos, las pérdidas son pocas. En cambio, mantienes a millones de personas viviendo y comiendo…”.

Respecto de las declaraciones de algunos ejecutivos bancarios, que han afirmado a dueños de algunas pymes que no les pueden otorgar créditos porque la ley se los impide si no cumplen con ciertas condiciones, Román afirma que eso no es verdadero.

“Los pueden dar. Los dan y siempre los han estado dando como crédito de consumo. A mucha gente les llegan ofreciendo esos créditos pre aprobados. No te piden garantía, nada. Lo que piden es que estés pagando tus cuentas”.



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