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José Luis González, gerente general de Molinera del Valle


“Nuestro norte es entregar un buen servicio y la mejor harina panadera”



Es ingeniero civil industrial y mexicano, pero desde hace 21 años ejerce en la industria molinera, cuando se asoció con Jesús Arguinarena para comprar un molino que estuvo fuera de operación por muchos años. La idea de ambos era crear una empresa que se enfocara preferentemente en trabajar para la industria panadera tradicional… aquella donde la familia Arguinarena tenía ya una larga trayectoria, lazos emocionales y contactos.

Esto fue posible porque González se vino a vivir a Chile, tras desempeñarse exitosamente en su país en el área logística. Pero junto a su esposa (a quien conoció en Estados Unidos), decidieron buscar nuevos horizontes en nuestro territorio.

La compra fue en el 2001. Él quedó a cargo y desde entonces -y cada año- han intentado siempre ir haciendo algo en el molino para mejorar algún aspecto: Cambiar máquinas, remodelar, etc. Es decir, en lo operacional siempre se buscó avanzar. De hecho, hoy es una planta radicalmente diferente a la que se adquirió. Se caracteriza por tener la más amplia tecnología, cómodas instalaciones para hacer eficiente la producción y potenciar la entrega oportuna a los clientes.


- ¿Cómo van trabajando el tema de las ventas?

Hemos tenido un crecimiento siempre muy orgánico y bien programado en cuanto a las ventas. Lo hemos hecho de a poco, ordenada y no explosivamente. Esto nos permitió consolidarnos muy bien. Tenemos una empresa bastante sana en cifras. Me gusta el tamaño de la empresa que tenemos. Los clientes son súper fieles. Uno siempre quiere crecer más, pero estamos muy contentos.

- ¿Cuál es el perfil de sus clientes?

Casi la totalidad son panaderías tradicionales chilenas. El resto va a amasanderías y a los consumidores finales que hacen su pan en casa.

¿Cómo es su canal de distribución?

Tenemos algunos vendedores que reparten en camiones por varias zonas de Santiago y Rancagua. Tenemos un punto de venta en Villa Alemana, que aborda esa ciudad y parte de la Quinta Región, que cuenta con varios vendedores. A su vez contamos con venta directa acá, en el molino, que está ubicado en el kilómetro 39 de la Ruta 5 Sur, en la comuna de Paine.


¿Tienen capacidad de abordar a más clientes?

Sí. La planta es mediana a grande y trabajamos con una razonable holgura. Planificamos mucho, no trabajamos al límite, así que podemos atender a varios clientes más sin tener problemas de stock ni de calidad del producto o servicio que ofrecemos. Años antes, cuando entendimos que trabajábamos ajustados, decidimos agrandar la planta.

¿Cuál es la propuesta diferenciadora de ustedes con respecto a la competencia?

Acá hay un toque personalizado que creo que es nuestro sello distintivo. Yo estoy personalmente involucrado en la compra de cada camión de trigo que entra. Conocemos de muchos años a todos los proveedores. Nos preocupamos de que la materia prima (el trigo, los mejoradores, blanquedores, etc.) sea del mejor nivel. También tenemos la ventaja que toda la red de distribución es nuestra. Hasta los peonetas y despachadores… son personas a las que conozco por años y son de la zona, personas jóvenes y muy sanas, de plena confianza.

Esto lo valoran mucho los panaderos, ya que llegan siempre las mismas personas, conocidas, y de impecable presentación. Eso crea vínculos de largo plazo y les da confianza a nuestros clientes panaderos.

¿Cómo describiría su harina?

De calidad estable, excelente fuerza panadera y del mejor nivel del mercado, lo que da tranquilidad a nuestros clientes. Hemos optado por no enredarnos con elaborar excesivos tipos de harinas. Nos enfocamos en elaborar pocas, pero del mejor nivel para panificar en general, y especialmente para hacer una maravillosa marraqueta.

Consideramos que nuestras harinas son especiales para preparar pan con una exigencia alta. Pero no sólo ofrecemos eso, sino que un servicio superior y personalizado.

¿Cómo ha estado el comportamiento de los clientes en el último año?

Han sido años raros desde el inicio de la pandemia. Hubo mucha variabilidad en la venta. En algunos meses se dio una demanda explosiva porque mucha gente comenzó a elaborar pan en las casas. Luego hubo otros meses en que las ventas bajaron en relación a lo habitual, por razones de variada índole. Pero en definitiva podemos decir que en los últimos meses se ha visto una estabilización hacia los volúmenes normales.

Tenemos como clientes a panaderos que atendemos hace muchos años y también algunos nuevos. Toda gente muy correcta, con quienes no hemos tenido grandes problemas. Han sido muy escasos los inconvenientes de pagos. Yo sé que para ellos no ha sido fácil, y en general creo que no hay ninguna industria que pueda decir que está en un año tranquilo. Se siente convulsión general en cualquier negocio. En un contexto como el actual considero que lo importante es seguir adelante con la convicción de que nuestro mercado se mantendrá firme ya que el pan es un alimento esencial en la mesa de todos.

¿Cómo está el tema de la calidad de los trigos?

Ha estado bien, aunque eso depende un poco de la procedencia. Pero para nosotros, que compramos trigos de procedencia canadiense, estadounidense, argentina y chilena (siempre tenemos los 4 en la mezcla), hemos visto este año -en general- buenas calidades.

El trigo chileno, por ejemplo, este año anduvo bastante bien. Tenía buena fuerza panadera. En esto influyen mucho las condiciones climáticas pero en general los últimos años han sido de una calidad muy buena. El canadiense, en tanto, normalmente es de muy buena calidad. El estadounidense es estable y el argentino este año tuvo características muy favorables.

Mi percepción general en cuando a calidad es buena. Eso redunda en que la harina ha estado muy estable y con buena fuerza panadera.

- ¿Cómo está el acceso al trigo?

En cuanto a la escasez, éste es lejos el año más complicado de las últimas décadas. Fue muy incierto. Ya venía el trigo muy alto desde antes de guerra, y por variadas razones. Desde climáticas hasta financieras y logísticas. Y el precio del trigo chileno no se descuelga del mercado global sino que finalmente tiende a homologarse al precio internacional. Fue un año muy revuelto y confuso y el trigo tuvo variaciones marcadas. Registramos precios históricos y todavía en estos momentos volvió a complicarse y registrar alzas en las bolsas mundiales, porque el conflicto se alarga y hay un porcentaje muy alto que se transa en el mundo y está retenido en esa zona. Por eso, porque no hay certezas, como empresa nos hemos preocupado de abastecernos incluso con más trigo de lo habitual. Esto, para asegurar la continuidad sin problemas de nuestra operación y la de nuestros clientes.

¿En qué etapa están como molino?

Siempre queremos seguir creciendo. Estamos en una etapa en que podemos sentirnos consolidados en cuanto a que tenemos una buena base de clientes. Al mismo tiempo hemos ido renovando máquinas y mejorando nuestros procesos, los que nos permite mirar al futuro con optimismo.

A quienes no son nuestros clientes, los invito a conocernos, Ojalá pudieran probar nuestra harina, que cumple con un estándar muy alto para todo tipo de pan, y muy especialmente para marraquetas. Nuestro servicio es personalizado, dedicado. Es una empresa familiar, gestionada y operada por un excelente equipo. Ojalá puedan probar nuestra harina y evaluar nuestros servicios.

¿Qué significa para usted el molino?

Para mí ha sido un desafío y un orgullo estar al frente de esta empresa por más de 20 años. Siento que quienes aquí trabajamos somos una familia. Es una empresa de pocas personas, en la cual nos conocemos, respetamos y valoramos todos. Es un proyecto de vida, y uno siempre aspira a que ese proyecto sea mejor cada día. Que sea el mejor molino de Chile en todos los aspectos. Posiblemente no el más grande, porque hay varios muy consolidados y de larga trayectoria, pero que sea el mejor en la atención a las necesidades de nuestros clientes, y el que tiene la mejor relación con sus trabajadores, proveedores y la comunidad en general.



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