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El 31 de octubre se desarrolla en Chile y el mundo esta celebración. Aunque es poco probable que veamos masivamente a los niños disfrazados pidiendo golosinas en las casas, será una gran oportunidad para renovar un poco nuestras vitrinas y ofertas.


Lo que hoy conocemos como la Noche de Brujas o Halloween, se celebraba hace más de 3.000 años por los Celtas, un pueblo guerrero que habitaba zonas de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia. Ese día ellos festejaban el fin de año con el Samhain, una fiesta pagana. Con la inmigración europea a los Estados Unidos, principalmente de los irlandeses católicos en 1846, llegó la tradición de Halloween al continente americano.


Los Celtas conmemoraban en ese día la finalización del verano y la cosecha y el comienzo del oscuro y frío invierno. Ellos creían que la frontera entre el mundo de los vivos y los muertos se volvía incierta en la noche anterior al inicio del nuevo ciclo. Entonces hacían el Samhain, momento en que según sus tradiciones, los espíritus de los muertos regresaban a la tierra.


Para ahuyentar a los malos espíritus, se vestían con cabezas y pieles de animales sacrificados. Los sacerdotes (druidas) hacían un rito con las cenizas y los restos de los sacrificios, a fin de conocer el futuro de los siguientes meses.


Después que los romanos conquistaran la mayoría del territorio celta, en el año 43 D.C., se incorporaron dos festivales de origen romano, además de la tradicional celebración de Samhain en esa fecha. Uno fue el Feralia, un festival en el que se rendía culto a los muertos y el otro el Pomona, el festival de la cosecha, cuyo nombre se debe a la diosa de los frutos (manzanas) y árboles.


Cuando el emperador Constantino decretó que los habitantes de su Imperio se convirtieran al cristianismo, muchos ritos paganos se introdujeron en él. Fue así como el festival del Samhain se infiltró.


Hacia el siglo VIII, la iglesia cristiana convirtió el día 1° de noviembre en el de Todos los Santos, para rendir homenaje a los que no tuvieran un día particular de celebración. Con los años estos festivales se combinaron y la mayoría llamó "All hallowmas" (la masa de todos los santos, de las personas santas) al Día de Todos los Santos. La noche anterior se conoció como "All Hallows Eve" (víspera del Día de Todos los Santos). Con el tiempo, su nombre se convirtió en Halloween.


DULCE HALLOWEEN

La costumbre de pedir dulces de puerta en puerta se popularizó alrededor de 1930. Se cree que derivó de la práctica que surgió en Europa en el siglo IX, llamada souling, que era una especie de servicio para las almas. El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, los cristianos primitivos iban de pueblo en pueblo mendigando "pasteles de difuntos" (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas de uva. Cuantos más pasteles recibieran los mendigos, más oraciones se rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores. En esa época se creía que los muertos permanecían en el limbo durante un período posterior a su fallecimiento y que las oraciones aceleraban su ingreso al cielo.


La práctica se difundió en EEUU como un intento de las autoridades por controlar los desmanes que se producían la noche de Halloween. A fines del siglo XIX, algunos sectores consideraban la noche del 31 de octubre como un momento de diversión a costa de los demás, probablemente inspirado por la "noche traviesa" (Mischief Night) de la cultura irlandesa y escocesa. La diversión consistía en derribar cercos, enjabonar ventanas y taponar chimeneas, pero gradualmente dio lugar a actos de crueldad contra personas y animales.


Se propusieron alternativas de diversión familiar para contrarrestar el vandalismo, como concursos de calabazas talladas y disfraces o fiestas para niños y adultos. Así se buscó retomar el espíritu de los primitivos cristianos, que iban casa por casa disfrazados o con máscaras ofreciendo una sencilla representación o un número musical a cambio de alimento y bebida.


CHILE ACTUAL

En el contexto de la pandemia, la adaptación e innovación han sido las estrategias para que muchas empresas y microempresas puedan sobrevivir. Entonces, como dicen los expertos, debemos estar atentos a las nuevas tendencias y necesidades del mercado para esta fecha.


Para Halloween, por ejemplo, es altamente recomendable desarrollar formatos, presentaciones y envases que permitan expender productos en nuestros locales y por delivery. Para hacerlo con éxito, sólo se debe poner un poco más de atención a los insumos que la industria proveedora nos ofrece. De este modo, contamos con marcas que entregan una amplia gama de coberturas de chocolate utilizables para moldear figuras de Halloween. Y se pueden emplear también coberturas de leche, bitter, sin azúcar o bien coberturas blancas, las que pueden ser coloreadas a gusto. Asimismo, están las infinitas opciones que da el pastillaje.


En Puratos, por ejemplo, cuentan con Ambiante, una crema vegetal ideal para la decoración de tortas. Tiene mayor estabilidad a temperatura ambiente y no contiene lactosa. Además Belcolade con o sin azúcar, un chocolate de excelente calidad para todo tipo de usos, que es elaborado en Bélgica. También Cover Fluid Blanco Gotas, una cobertura sucedánea de chocolate blanco para baños de alta fluidez.

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