Marraqueta eterna: el pan que forja la identidadnacional
- Giselle Palominos
- 5 sept
- 2 Min. de lectura

Pablo Piwonka Carrasco
Director revista PanArte
En un país diverso y cambiante como el nuestro, hay pocas cosas que cruzan todas las fronteras sociales, económicas y culturales. Una de ellas, quizá la más sencilla y poderosa, es un pan que fabricamos día a día: la indiscutida marraqueta.
Inseparable de nuestras mesas y memoria, este alimento es un verdadero símbolo de identidad nacional. Como gremio y bajo la difusión de nuestra querida revista PanArte -espacio que nace de los antiguos panaderos para difundir y valorar nuestro oficio- creemos que ha llegado el momento de reconocerla formalmente como lo que ya es en el corazón de Chile, un patrimonio cultural inmaterial.
Su historia se remonta a inicios del siglo XX, cuando inmigrantes de origen europeo, especialmente franceses y españoles, introdujeron una forma particular de pan batido que pronto fue adoptada y perfeccionada por los obreros nacionales. Desde entonces, ha sido parte inseparable del desayuno popular, del sándwich callejero, del “pan con lo que haya”.
La marraqueta se cuece en hornos de barro, en bandejas industriales y panaderías familiares que llevan generaciones encendiendo el fuego a las 4 de la mañana, porque cada unidad contiene una historia de trabajo, técnica y dedicación. No obstante, creemos que su valor no ha sido suficientemente reconocido.
El verdadero patrimonio está también en lo cotidiano, en los saberes del oficio, en la receta transmitida de maestro a aprendiz, en su crujido que acompaña la conversación familiar. ¿Cómo no valorar un alimento que ha sido testigo y protagonista de la vida diaria de millones de chilenos?.
Como gremio, levantamos la voz no solo para honrar una tradición, sino para advertir un riesgo. La marraqueta está en peligro de diluirse entre panes congelados, importados o ultra procesados que nada tienen que ver con nuestra cultura panadera. Las grandes cadenas han desplazado muchas veces al local de barrio, y las condiciones laborales de los artesanos del pan siguen al debe.
Reconocerla como patrimonio es también reivindicar la importancia de nuestro trabajo, esa labor invisible pero esencial que sustenta nuestra alimentación.
Hacemos un llamado a las autoridades culturales y patrimoniales, municipios y la ciudadanía, para impulsar juntos una postulación formal de la marraqueta como Patrimonio Cultural Inmaterial de Chile. Protejamos sus métodos de elaboración, promovamos su consumo responsable, incentivemos el desarrollo de panaderías artesanales y dignifiquemos a quienes la producen diariamente.
Porque el pan que nos une, también nos representa y merece ser defendido.

Comentarios