PANADERÍA PANTIAGUINA
Profundo cariño por el pan
Ubicada en una tranquila calle de Ñuñoa, en un ambiente muy acogedor y familiar, se encuentra se encuentra la panadería artesanal y cafetería Pantiaguina, que se ha consolidado como una de las más reconocida de la capital.
Su historia comienza en 2017 cuando Sandra Jorquera fue invitada a una participar en la dirección para la apertura de una nueva escuela de panadería en Santiago, junto al español Josep Pascual, Máster Mundial de panadería.
Ella ya tenía una larga trayectoria en la formación y docencia de profesionales del rubro gastronómico y fue en este nuevo proyecto que comenzó a interiorizarse en “el maravilloso mundo de la panadería artesanal”, como dice con mucha pasión.
Agrega que esta experiencia despertó su interés por emprender nuevamente, junto a su marido, Marco Moreno, y fue así como nació Pantiaguina, cuyo nombre es la unión entre Santiaguina y Pan: el Pan de Santiago.
Desde el comienzo, es él quien ha estado a cargo de la elaboración de los productos de panadería y supervisión de la producción. De esta manera, siempre ha orientado sus esfuerzos por estandarizar y guardar las recetas de cada uno de los productos que venden, buscando profesionalizar la oferta y asegurarse de que cada día entreguen la misma calidad a los clientes.
En relación con la técnica de fabricación del pan, reflexiona que, aunque esta industria se basa en la tradición, también debe ir de la mano con nuevas tendencias que le permitan llegar a más personas. Comenta que, de hecho, además del buen uso de la tecnología, Pantiaguina combina técnicas artesanales como la utilización de masa madre y fermentaciones largas para lograr un pan más saludable y con la calidad de uno hecho a mano.
Para Sandra, siendo la base de alimentación chilena, el pan contiene buena parte de los elementos esenciales para nuestro equilibrio dietético. Es por esto que Pantiaguina propone una cuidada variedad donde cada uno es un aporte de nutrición, sabor y aroma.
Su amor por el arte culinario no es casualidad. Creció en una familia numerosa, donde todo giraba en torno a la comida. Indica que su mamá siempre cocinó muy rico y en grandes cantidades, por lo que Sandra todo el tiempo fue aprendiendo y disfrutando de la buena mesa.
Cada día el pan no podía faltar, ya sea amasado casero, unas ricas marraquetas o unas hallullas de la panadería del barrio. Lo importante era que la panera siempre estuviera llena para el desayuno o para la once. “Para mí el pan es tradición, cultura, familia y trabajar en torno a él es muy bonito. Somos defensores y fanáticos del pan, ya que uno bien hecho, que respete los procesos y al que no se le apliquen aditivos, es saludable y de alto valor nutritivo”, dice categóricamente.
Desde sus inicios, abrieron la panadería junto con la cafetería, donde el sello siempre es el pan. Con una propuesta gastronómica bien variada, destacan desayunos y onces con abundantes paneras recién horneadas o una oferta de sándwiches donde el cliente elige su pan favorito. Además, cuentan con excelentes cafés y jugos naturales. Y son muy reconocidos por sus pizzas artesanales con masas de larga fermentación.
También elaboran productos de temporada, como sopaipillas en invierno o galletas especiales para el Día de la Madre; o su tradicional Pan de Pascua para Navidad. Su idea es trabajar siempre con insumos naturales y sin aditivos. “Nuestro producto estrella es el pan integral en formato de 1 kilo, una mezcla de harinas de centeno, integral y salvado, con una cuidada fermentación, mientras que el favorito durante el último tiempo ha sido el clásico baguette, así como nuestros croissants de mantequilla”, menciona.
Se consideran una empresa familiar, pero que trabaja de manera profesional, por lo que han tenido un crecimiento constante en el rubro. De hecho, hace 2 años abrieron su fábrica, ubicada igualmente en Ñuñoa. Al respecto, señala que “atendemos el Canal Horeca y entregamos importantes volúmenes de pan. Hemos invertido mucho en equipamiento y desarrollo de productos, con renovados métodos y técnicas de elaboración, como la línea de panes congelados, donde se respetan los mismos procesos y finalmente se obtiene un pan de igual calidad a la del recién horneado”.
Actualmente en el establecimiento trabajan 8 personas de planta y 4 en modalidad part time, mientras que en la fábrica (ubicada en Brown Norte 671) hay 10 trabajadores fijos y 2 alumnos en práctica. Pensando en el futuro, Sandra puntualiza que esperan llegar a más clientes fuera de Santiago, ya que siempre les preguntan por esa opción. Por ello, están trabajando en la logística de despacho y pretenden seguir creciendo en tecnología.
Dirección: Ortúzar 315 Ñuñoa, Santiago.
Horario: Lunes a Viernes de 08:00 horas a 21:30. Fines de semana de 09:00 a 21:30 horas.
Sitio web: https://pantiaguina.cl/
Instagram: @pantiaguina
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