PanaderĆa FernĆ”ndez: POR SIEMPRE EN LA MEMORIA DE MAGALLANES
Nadie que se precie de buen magallĆ”nico y aferrado a las tradiciones locales, puede decir que nunca probĆ³ el pan de la PanaderĆa FernĆ”ndez, en especial su singular y exquisita marraqueta; esa diferente a la que se elabora āen el norteā del paĆs.
Cuando se piensa en Punta Arenas, los hijos de esa tierra siempre aƱoran 3 cosas: La leche con plĆ”tano y los choripanes del kiosko Roca, el truco (juego de cartas tĆpico de la Patagonia) y la marraqueta de los FernĆ”ndez.
Recientemente se publicĆ³ una fotografĆa en Facebook, donde aparecen 2 integrantes de esta familia (Avelino FernĆ”ndez FernĆ”ndez y su hijo Miguel FernĆ”ndez Marnich) retirando para siempre el letrero que durante tantos aƱos identificĆ³ a una industria tan querida por los puntarenenses.Ā
Por eso decidimos hacer esta nota, para que quede registro de un establecimiento que, sin lugar a dudas, marcĆ³ toda una Ć©poca en la vida culinaria de la regiĆ³n austral.Ā
La PanaderĆa FernĆ”ndez abriĆ³ sus puertas en el aƱo 1936, en calle Piloto Pardo 510, aunque previamente existĆa como tal y era propiedad de Marcos Covic, casado con Felipa FernĆ”ndez Sales. El hermano de Felipa, Restituto FernĆ”ndez Sales, junto a su esposa, Petra FernĆ”ndez Ferrero, llegaron a Punta Arenas en 1929, provenientes de Velilla de la Reina, localidad espaƱola de la provincia de LeĆ³n.
A su arribo, Restituto se empleĆ³ en la panaderĆa de su cuƱado, quien falleciĆ³ tras unos pocos aƱos. En ese momento y ante la imposibilidad de continuar con el negocio, Felipa le traspasĆ³ a su hermano la industria, que se transformĆ³ en PanaderĆa FernĆ”ndez Limitada.
El matrimonio FernĆ”ndez FernĆ”ndez tuvo 8 hijos: ConcepciĆ³n (falleciĆ³ en EspaƱa), Salvador (que llegĆ³ a Chile con 2 aƱos y medio), Pascual, Avelino, Irma, Felipe, Erminda y Marcos. Al comienzo los hermanos mayores, Salvador y Pascual, ayudaban en las labores de reparto que se efectuaba en carretones para algunos locales de la poblaciĆ³n La Explotadora.
MĆ”s tarde, Salvador, Avelino y Marcos se dedicaron a trabajar directamente en la panaderĆa. Salvador era quien encendĆa el horno bien temprano y preparaba la masa. Luego se incorporaban a las labores Avelino y Marcos para cocer y elaborar la variedad de panes que ofrecĆan: Marraqueta de Ā½ kilo, molde, colisa, bollos y hallullas. El mesĆ³n de ventas en tanto, lo atendĆa Nancy Marnich, esposa de Avelino.Ā
āOriginalmente tenĆamos una batea donde se hacĆa el revuelto a mano, junto a una sobadora. Luego incorporamos una revolvedora. El horno chileno para cocer hacĆa 30 kilos de panā, comenta Avelino, quien ademĆ”s nos cuenta que el reparto sĆ³lo se efectuĆ³ hasta 1973, ya que āen la Ć©poca de la UP las colas eran tan grandes, que vendĆamos todo el pan en el localā.
Tras el golpe de Estado continuaron atendiendo Ćŗnicamente en el mesĆ³n, que funcionaba de lunes a sĆ”bado entre las 09.00 y las 14:00 horas, momento en que se acababan todos los productos del Ćŗnico turno que hacĆan los hermanos FernĆ”ndez.
La explicaciĆ³n para la marraqueta de Ā½ kilo que fabricaban la entrega el propio Avelino, quien asegura que āesa es la verdadera, no los 2 bollos que juntan en el norte. La marraqueta nace en Francia y el dicho de ir con la marraqueta bajo el brazo se origina en ese paĆs, a propĆ³sito de un curadito que siempre salĆa del bar llevando un pan de Ā½ kilo apegado a su cuerpoā.Ā Ā Ā
Historias mĆ”s, historias menos, no podemos cerrar esta crĆ³nica sin comentar la verdadera pasiĆ³n de los hermanos FernĆ”ndez: El fĆŗtbol. Hinchas acĆ©rrimos de la UniĆ³n EspaƱola, varios de ellos fueron grandes jugadores y seleccionados de Punta Arenas. Sin ir mĆ”s lejos, en los aƱos 50 Pascual fue tentando por el Club Deportivo Audax Italiano para jugar en la capital.
Desde luego, en la ciudad austral defendieron los colores del Club Deportivo EspaƱol, pero tambiĆ©n participaron en la fundaciĆ³n del Club Deportivo Matadero, nombre del barrio en el que vivĆan (ahora conocido como PoblaciĆ³n Williams), junto a Pedro Goic, JosĆ© Vargas y Mateo Karmelic, entre otros, constituyendo un equipo que tuvo gran participaciĆ³n en las ligas locales y que entrenaba en una cancha ubicada donde hoy estĆ” el Hospital Naval.
āGanamos un total de 76 trofeos. O sea que no Ć©ramos tan malosā, recuerda con gran orgullo y satisfacciĆ³n Avelino FernĆ”ndez.