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PIZZERƍADA BRUNO Lo mejor de NĆ”poles en el corazĆ³n de Providencia



Bruno Bucca (37 aƱos) es un chef chileno, aunque su apellido es de origen siciliano. Su abuelo paterno era italiano y los primeros Bucca llegaron a Argentina. Luego algunos cruzaron a Chile, desde donde nace su familia. Ɖl es de San Vicente de Tagua Tagua y estudiĆ³ en el colegio El Salvador, de una congregaciĆ³n de sacerdotes italianos (Barnabitas).

Si bien no puede precisar el momento en que comenzĆ³ a gustarle la cocina, sĆ­ recuerda un hecho que lo marcĆ³ desde niƱo. ā€œTodos los veranos sagradamente mi abuela Dinora hacĆ­a salsa de tomate casera en su cocina. Y la embotellĆ”bamos para todo el aƱoā€¦ y al verano siguiente se volvĆ­a a hacer. Por eso yo nunca, nunca, hasta los 25 aƱos, probĆ© una salsa que no fuera de tomate naturalā€.

Otro elemento que -dice- pudo influir en su historia, fue que su madre y su abuela siempre cocinaban. Recuerda que para sus cumpleaƱos eran puras pastas. Su abuela le hacƭa spaghetti con salsa de tomate (casera) y su madre lasagna.

Como a los 15 Ć³ 16 entrĆ³ a la cocina para prepararse el mismo sus primeros spaghettiā€¦ ā€œdescubrĆ­ que, aunque sĆ³lo querĆ­a comer spaghetti con salsa de tomates, disfrutaba aĆŗn mĆ”s haciĆ©ndolos yo mismoā€.

INICIOS

Al salir del colegio no tuvo ninguna duda y se fue a estudiar gastronomĆ­a en Inacap. PartiĆ³ como el 2005. Cuando terminĆ³ se fue vivir a Buenos Aires para complementar sus estudios. IngresĆ³ al Instituto Argentino de GastronomĆ­a, en busca de un postĆ­tulo.

AhĆ­ se sorprendiĆ³ por el nivel de enseƱanza. PasĆ³ por 12 cursos distintos, en forma intensa, durante un aƱo. ā€œEl nivel de capacitaciĆ³n era tremendo. Los profesores eran increĆ­bles. El equipamiento de las cocinas era impresionanteā€.

Hizo pastelerĆ­a avanzada, charcuterĆ­a (elaboraciĆ³n de embutidos), panaderĆ­a, cocina Ć©tnica, cocina de vanguardia. ā€œEn panaderĆ­a habĆ­a un par de clases de pizzerĆ­a, pero a mĆ­ no me naciĆ³ la pasiĆ³n de las pizzas en la escuela, sino cuando comencĆ© a trabajar en un restaurante en Buenos Aires, llamado Prima Fila. ComencĆ© a trabajar como ayudante de cocina y de inmediato pude ascenderā€¦ Hoy creo que en el fondo busquĆ© que fuera italianoā€.


ā€œLleguĆ© a ese lugar donde habĆ­a un horno de 4 metros, con un tubo gigante del piso al techo de 5 metros. Pura piedra. Entraban 15 pizzas, asĆ­ que era todo el dĆ­aā€¦ cuando vi eso alucinĆ©. Pero no sabĆ­a nada. Ni estirar la masa. Las primeras 20 pizzas que hice no tenĆ­an forma de nada, se me rompĆ­an o quemaban. Pero aprendĆ­ y estuve allĆ­ entre 4 y 5 aƱos. PasĆ© por todas las Ć”reas de la cocina. Creo que en ese tiempo fui el personaje mĆ”s versĆ”tilā€.

Aunque le fue bien y fue reconocido en ese lugar, se aburriĆ³. Entonces un amigo le dio el dato de un trabajo en la Patagonia Argentina. Y se fue a la cocina de un lodge de pesca. Era un pequeƱo hotel en la Patagonia, cerca de Ushuaia. ā€œAtendĆ­amos principalmente britĆ”nicos y norteamericanos. Ellos iban a pescar una semana completa; pagaban cerca de 8 mil dĆ³lares la semana. Yo tenĆ­a que cocinarles a ellos los almuerzos y las cenasā€¦ No podĆ­as no hacer un platazo. Como muchos de esos clientes eran de la generaciĆ³n post guerra, eran muy fijados en el tema del desperdicioā€¦ Yo enganchĆ© de inmediato con esa onda. Estuve 5 aƱos. Fue una increĆ­ble experiencia. Comida de primer nivel, sencilla. A mĆ­ nunca me ha gustado la extravaganciaā€.

Pero se propuso estudiar pizzerĆ­a. AsĆ­ que el 2017 hizo las maletas y se fue a Italia, a la escuela de la AVPN, AsociaciĆ³n de la Verdadera Pizza Napolitana.

Fue un mes intensivo. ā€œAhĆ­ confirmĆ© que las pizzas eran lo mĆ­o. Es algo que nunca me aburre. Porque la rutina de los trabajos, tienden a cansarteā€.

DespuĆ©s de eso retornĆ³ a Chile y se propuso comprar un horno como los de NĆ”poles. EncontrĆ³ que uno de los fabricantes que conociĆ³ allĆ”, tenĆ­a algunos. ā€œLe comprĆ© uno y lo guardĆ© en mi casa. Es fabricado completamente en piedra. De doble cĆŗpula. Es una cĆ”mara que te absorbe un calor increĆ­ble. Alcanza los 480 grados, con una capacidad de 3 pizzas.

RetornĆ³ a trabajar a la Patagonia, hasta que llegĆ³ la pandemia. CerrĆ³ el hotel y regresĆ³ a la capital. AhĆ­ retomĆ³ la idea que le estaba rondando hace algĆŗn tiempo: Emprender. ā€œLo habĆ­a hablado con un amigo. Le dije este es el momento, porque nunca tuve la idea de hacer un restaurante, sino una pizzerĆ­a al paso. Entonces, no tendrĆ­a problemas con la pandemiaā€.


DA BRUNO

BuscĆ³ local y llegĆ³ a Triana 857, Providencia. PartiĆ³ con 2 socios. Cada uno hizo un aporte correspondiente al 20% del negocio. ā€œEl 60% era mĆ­oā€. Pero hoy tiene el 80%, porque le comprĆ³ su parte a uno de los socios.

AbriĆ³ en mayo del 2021. Como negocio nuevo, al principio fue lento. ā€œVenĆ­a gente que se enteraba de las promociones por Instagram. LlamĆ³ mucho la atenciĆ³n la pizza portafolio (mĆ”s pequeƱa, individual, que sale del horno, se dobla en 4 y se entrega en un papelito), que es tradicional de NĆ”poles. LlamĆ³ la atenciĆ³n por la facilidad para trasportarse y servir al pasoā€¦ ademĆ”s, yo encontrĆ© que era una forma de acercar un producto de una calidad tremenda, a todo tipo de pĆŗblico. Yo querĆ­a dar la opciĆ³n que todos la probaran, por eso tiene un precio muy al alcanceā€.

ā€œTambiĆ©n tengo una focaccia a 2 lucas y una margarita portafolio a 4.500. Los estudiantes universitarios o de institutos van todos los dĆ­as. En vez de almorzar un completo, se comen una pizza napolitanaā€.

Al abrir eran 2 personas. Ɖl estaba todo el dĆ­a en producciĆ³n y tenĆ­a un colaborador en atenciĆ³n a pĆŗblico. Les fue bien. PagĆ³ el arriendo y a los proveedores sin problemas. Claro que estaba de 7 AM hasta las 22:00, todos los dĆ­as.

Al mes y medio fue a comer Francesca Ferretti, youtuber que se dedica a acercar la cultura italiana a Chile. Les hizo un video. Lo subiĆ³ un viernes en su cuenta de 173 mil seguidores y el martes ya tenĆ­an filas antes de abrir. ā€œFue una locuraā€.

ā€œSiento que nos visitĆ³ producto de la calidad de nuestras pizzasā€¦ por algo ella vino a probarlas, hizo buenos comentarios y tuvimos un aumento en la demanda, pero la gente volviĆ³ por lo mismo. Les gustĆ³ nuestro productoā€.

Siempre hemos tenido clientes italianos (estƔn a pocos metros del Centro Cultural de la Embajada de Italia), pero llegaron mƔs de ellos y de todo tipo de consumidores.

PartiĆ³ vendiendo 12 pizzas portafolio por dĆ­a. Hoy vende 150, quedando cortos a veces. A eso hay que sumarles las pizzas grandes, que los hace llegar a unas 200. ā€œHay 2 equipos que trabajan. 3 en la maƱana y 3 en la tarde. Yo trabajo hasta las 5ā€.

ā€œLo que me interesa es tener una identidad. No sĆ³lo quiero decir que hago pizza napolitana porque tienen el borde alto. Yo quiero una imagen, un tipo definido, un tamaƱo, unos bordes estandarizados, la cantidad de salsa que me gusta, el equilibrioā€.

Todos sus insumos (harina, tomates, salame, aceites, entre otros) se los traen de Italia. Excepto algunas verduras que deben estar frescas. ā€œNo puedo cambiar el tomate de allĆ”, ni la mozzarella, que es un queso que no tiene maduraciĆ³n. Se fabrica, se produce, se envasa y se vendeā€¦ Por eso no es pesado, ni se siente grasientoā€.

Entre sus planes estĆ” abrir otro local en Providencia. ā€œLo importante es crear equipos. Esto no puede ser algo que me esclavice. Yo les digo que tengo que ser capaz de dormir con la ventana abierta, sabiendo que todo va a estar bien, que puedo estar tranquilo. Saber que la pizza sea igual a la receta y al menos en 95% igual a la que yo quiero vender. Siento que en algĆŗn momento tengo que salir y que el negocio se pague solo; no subsidiarlo con mi esfuerzoā€.


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