Reforma de pensiones e impacto en las pymes panaderas

Pablo Piwonka Carrasco
Director revista PanArte
La reforma a las pensiones, que introduce un aumento gradual de la cotización previsional a cargo del empleador, ha sido un paso importante para mejorar las condiciones de los trabajadores y garantizar su bienestar a largo plazo. Sin embargo, para las pequeñas y medianas empresas (Pymes), especialmente en el sector panadero, este cambio representa un desafío relevante. A lo largo de los últimos años, nuestro sector ha asumido una serie de responsabilidades, siendo una de las más significativas la implementación de la Ley de las 40 horas.
El aumento de la cotización previsional es una de las medidas más impactantes para estas empresas, ya que incrementa los gastos laborales, afectando de manera directa su rentabilidad y competitividad. En el caso del rubro panadero, donde la competencia es feroz y los márgenes de ganancia son ajustados, este nuevo incremento en los costos puede representar una amenaza aún mayor para la sostenibilidad de las panaderías.
Es importante reconocer que las normativas que se están implementando abordan problemas cruciales para la estabilidad del país y los derechos de los trabajadores, pero es necesario también tener en cuenta las implicancias para las Pymes. Estas empresas, muchas de las cuales ya enfrentan dificultades para mantenerse a flote debido a la alta carga tributaria y las limitadas capacidades de inversión, se ven obligadas a absorber estos aumentos sin una capacidad real de respuesta.
La competencia desleal se vuelve una preocupación central en este contexto. Las panaderías más grandes o aquellas que cuentan con mayor poder económico podrían aprovechar su estructura para enfrentar los nuevos costos, mientras que las más pequeñas pueden verse desbordadas, incapaces de hacer frente a estos aumentos sin afectar la calidad de sus productos o los empleos que generan. Es aquí donde el rol del Estado y los gremios empresariales es clave.
El primero debe tomar medidas proactivas para apoyar a nuestro sector, implementando políticas que les permitan adaptarse a estos requerimientos sin poner en riesgo su viabilidad económica. Subsidios, incentivos fiscales y programas de capacitación podrían ser algunas de las soluciones que ayuden a las panaderías a optimizar sus procesos, reducir costos y mejorar su competitividad.
Por otro lado, los gremios empresariales tienen un papel fundamental en fomentar la colaboración, permitiendo el intercambio de mejores prácticas y estrategias que ayuden a enfrentar estos nuevos desafíos. Además, el diálogo constante con las autoridades es esencial para que el Gobierno esté en contacto directo con las problemáticas reales de la industria panadera, lo que permitiría una respuesta más ágil y ajustada a la realidad del mercado chileno.
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