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San Camilo abrió sus puertas en el Día de los Patrimonios



Luego de varios años de espera, el pasado 27 y 28 de mayo, la casa matriz de Panadería y Pastelería San Camilo volvió a ser parte del Día de los Patrimonios, una fecha muy importante en nuestro país para celebrar la cultura.


Más de 100 personas, de todas las edades y diferentes comunas, recorrieron su fábrica ubicada en San Pablo con Matucana. En la oportunidad, pudieron visualizar la preparación de algunos productos y, durante el recorrido, conocieron el área de bollería, pastelería y los diferentes hornos, desde los más antiguos hasta los más modernos.

Además, pudieron presenciar cómo el equipo utiliza diferentes maquinarias para preparar las más exquisitas elaboraciones. Y, por supuesto, tuvieron la oportunidad de probar algunas…

“Yo entré y salí encantada. Muchas gracias. Soy una pastelera enamorada de San Camilo”, fue uno de los comentarios que recibieron de los participantes en la encuesta que realizaron después de la visita. Otro de los asistentes afirmó: “Es muy lindo conocer el proceso de cómo hacen los productos, la calidad con la que los hacen y el ambiente laboral que se experimenta a través del trato de los colaboradores”.

En 2024, esta empresa conmemora sus 140 años de historia; por eso, para su gerencia y directorio fue muy importante compartir: “Lo bueno de nuestros productos, equipo e historia”.


ANTECEDENTES

El origen de esta industria se encuentra en una panadería que se inauguró en 1884 en San Pablo con Matucana, en el histórico barrio Yungay. Desde ahí se horneaban la clásica coliza San Camilo, marraquetas y otros productos memorables, como mermeladas, dulce de membrillo, mantecados, merenguitos y torteles de hoja, que conquistaron a los vecinos.

En 1920 la familia Ferrán llegó al rubro de la panadería, gracias a don Antonio Ferrán Sábate, quien comenzó trabajando en la panadería y fue ascendiendo en la empresa. En ese tiempo de repartía el pan en carretas tiradas por caballos.

Para 1930 comenzó a repartir pan en su famosa burrita San Camilo, que aún se conserva (y pudieron ver los visitantes). Y durante esa década, abrieron sus 2 primeras sucursales. En Alameda con San Alfonso (1936) y en Alameda esquina Chacabuco (1938).


La década del 40 fue de gran crecimiento y avances tecnológicos, lo que permitió el desarrollo de nuevos productos emblemáticos, como el tradicional pan de pascua, hallullitas, helados artesanales y calugas. Todas, basadas en deliciosas recetas que se mantienen hasta hoy.

En los años 60, en la casa matriz se realizó una importante remodelación del salón de té, generando un cómodo espacio para compartir y disfrutar reuniones sociales y familiares.

Luego de adquirir el primer vehículo de transporte de refrigerados, llegaron a más lugares con sus productos de pastelería. Así pudieron poner locales en otras comunas como La Cisterna, Las Condes, La Florida, Maipú y Lo Prado. Esto, dicen, les permitió ser una importante fuente de trabajo para innumerables colaboradores de los barrios.

Desde el 2000 en adelante, el crecimiento del Metro les dio la oportunidad de instalarse en distintas estaciones, centros comerciales y terminales adyacentes. Hoy cuentan con 59 locales en 15 comunas del gran Santiago.


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