Team Chile en Junior World Pastry Cup: DEL ASOMBRO AL AGRADECIMIENTO
Una serie de sentimientos y aprendizajes les dejó el certamen a las representantes nacionales, quienes se sienten muy afortunadas por la tremenda oportunidad de competir por Chile.
Una experiencia fascinante, frustrante por momentos, pero por sobre todo extraordinaria y que marcará definitivamente sus carreras profesionales, vivieron María Jesús Moreno Retamal y Antonia González Hidalgo, quienes fueron parte de la Copa Mundial de Jóvenes Pasteleros que se desarrolló en la feria Sigep 2024.
En compañía de sus coach, Luis Díaz y Sebastián Romero, las estudiantes de Gastronomía del Instituto Inacap, lo dieron todo para dejar en lo más en alto posible el nombre de nuestro país, en un torneo que fue durísimo de principio a fin, dado el tremendo nivel de los equipos que intervinieron en el evento.
Revista PanArte conversó con ambas a sólo horas de concluir su participación y esto fue lo que nos relataron. “Fue una experiencia muy intensa. Jamás nos esperamos el nivel que tenía la competencia. Claramente en Chile nunca habíamos visto algo igual”, comenta de entrada María Jesús.
“Igual era como choqueante, porque veíamos a los demás equipos llegar con 17 maletas de elementos para competir. Incluso Francia llegó con un camión con un mueble especial para el campeonato. Y nosotros andábamos con lo justo. Era bien potente la sensación al ver esas diferencias”, agrega Antonia.
Pese a lo anterior, quedaron conformes con su desempeño, ya que, tal y como indica María Jesús, “es súper difícil, por ejemplo, desarrollar un postre con insumos muy diferentes a los que encontramos en nuestro país. La materia grasa de la crema es distinta a la que hay en Francia o en Italia e igualmente pudimos sortear los obstáculos”.
En lo que fue la escultura se notaron las mayores diferencias según Antonia. “Eran gigantes las que presentaron los otros equipos y las montaban con un verdadero show de por medio, con gran parafernalia. Estaban a otro nivel”.
En lo global, ambas coinciden en que la experiencia fue muy linda y en que es un aprendizaje muy importante para participar en otros torneos o para apoyar a quienes lo hagan con conocimientos concretos y sólidos sobre qué llevar, en qué enfocarse o qué adelantar para que todo salga de la mejor manera.
Desde esa perspectiva, igualmente creen que se debe potenciar la enseñanza en el ámbito local, sobre todo en desarrollar la creatividad de los estudiantes y en darles libertad para atreverse a innovar y no sólo a ceñirse a aspectos técnicos predeterminados.
También apuntan a la necesidad de insumos y a la variedad de los mismos, lo que es un desafío para las empresas proveedoras, en el sentido de traer al mercado nacional todo lo que se utiliza en otros lugares del mundo. “En Chile tenemos buen chocolate y somos líderes en Latinoamérica, pero, por ejemplo, no tenemos muchas pulpas para relleno, las hacemos artesanalmente y en Europa se encuentran distintas opciones ya listas, lo que facilita las tareas y optimiza los tiempos”, señala María Jesús.
Sobre este punto, Antonia González hace hincapié en la conveniencia de ese factor, dado que ayuda a estandarizar los productos y las recetas. A su vez, piensa que desde el Gobierno debe estimularse a la cocina chilena y disponer recursos para fortalecerla y darla a conocer globalmente con mayores bríos.
Las representantes nacionales, asimismo, identifican como algo clave el que más profesionales de la panadería y pastelería puedan vivir la experiencia de los torneos internacionales, porque esto les dará una mirada diferente sobre su actividad, exigiéndoles extremar sus habilidades para trabajar bajo presión, con un máximo de precisión y concentración.
“Además se gana mucho en contactos, en aprendizaje y en generar lazos con otros colegas y entrenadores. Es una experiencia integral, muy gratificante, que te llena de emociones y te demuestra que hay que tener aguante y vocación en esta actividad”, puntualiza María Jesús Moreno.
Cabe señalar que en el certamen intervinieron 12 equipos y junto a Chile, desde Latinoamérica asistió un team de Perú, que participaba por segunda vez. Eso se hizo notar, ya que según dicen nuestras concursantes, ellos sabían qué podían hacer, qué llevar. Tenían todo más claro y eso era bastante relevante.
Si bien en algún momento sintieron algo de frustración y desilusión, en el balance general piensan que abrieron las puertas para que Chile sea considerado nuevamente en este tipo de competencias y que dejaron bien puesto al país en la medida de lo posible.
Sobre su futuro explican que, a partir de esta vivencia, los desafíos que se plantean son especializarse para mejorar y alcanzar, idealmente, los estándares que se aprecian en Europa. El objetivo será viajar, seguir aprendiendo, exponer y por qué no, participar nuevamente en un certamen internacional para ver sus avances.
Por último, agradecen mucho el haber tenido esta tremenda oportunidad a los 20 años, algo que muy pocos pueden decir y que les sumará sin duda para su currículum, junto con darles la certeza de que tiene grandes capacidades y de confiar en lo que pueden hacer, de creer en ellas mismas cuando se desempeñen en lo laboral.
...“Sólo nos resta darle las gracias a Indupan y a todos los que nos apoyaron durante este proceso, como Inacap y nuestros entrenadores. Sin su ayuda esto no habría sido posible. Ellos nos facilitaron las cosas, nos dieron los recursos y nos apañaron siempre”, concluye Antonia González...
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